domingo, 12 de mayo de 2019

El ritmo y la expresión corporal en la educación infantil.



 Este post tiene como origen las últimas actividades prácticas realizadas en clase donde hemos podido trabajar de manera dinámica diferentes canciones y coreografías donde se trabaja con los niños y niñas el ritmo, la coordinación, el movimiento, etc. Por esta razón he querido destinar este post semanal a el ritmo y su importancia en la expresión corporal para trabajar la música en el aula.
Poseer y sentir el ritmo es algo muy natural en el ser humano por lo que éste, se encuentra presente en la mayoría de juegos infantiles.
 El ritmo tiene el valor de ser un regulador admirable de los centros nerviosos, facilitando la relación entre las órdenes del cerebro y su ejecución por las partes del cuerpo.
La precisión rítmica depende de la capacidad motriz del niño, a la vez que la favorece, es un proceso lento que se ha de ir trabajando progresivamente.
El punto de partida para la educación del ritmo ha de ser el cuerpo, convirtiéndose la maduración motriz en un factor condicionante de la capacidad de expresar sonoramente los distintos ritmos. En este sentido, podemos afirmar que la base verdadera del ritmo se encuentra en el movimiento corporal.
Teniendo en cuenta, el desarrollo psicoevolutivo del niño, encontramos que el ritmo se produce desde la más tierna infancia, ya que el sujeto se entrega a actividades rítmicas de balanceo, de ajuste de objetos o de sincronización. Si realizamos un eje cronológico comprobamos que:
Al año y medio, el niño es capaz de utilizar todo su cuerpo para responder a la música rítmicamente. Hacia los dos años, su motricidad va respondiendo ante el fenómeno musical dando golpes con los pies y moviendo la cabeza.
Con cuatro años el niño va adquiriendo un mayor control motriz de las extremidades inferiores.
Hacia los cinco años, comienza la maduración en el desarrollo musical del niño, empezando a coordinar su propio ritmo y el de la música.
Con seis años la sincronización del ritmo corporal con el de la música será más eficaz.
 Algunas consideraciones didácticas del ritmo dependen del movimiento natural del niño que será un punto de partida en el trabajo del ritmo musical. Mediante el ejercicio rítmico, concretado en las canciones, se conseguirá la regularidad de la pulsación.
El ritmo es por tanto, el elemento de la música que incide con más fuerza en la sensibilidad infantil y es a través del movimiento cómo el niño lo percibe. El trabajo del ritmo está dividido en diversos aspectos: Ritmo motriz con o sin sonido (Ritmo corporal) y el Ritmo musical (pulsación y figuras musicales). Estos aspectos se trabajan a la vez.
Por otro lado, las canciones motrices constituyen el medio a través del cual se sintetizan las dos áreas de conocimiento, la educación física y musical. El ritmo tratado a través de las canciones, presenta sus dos aspectos más significativos: el ritmo y el movimiento, y el ritmo y la palabra. Siguiendo el espíritu de la reforma educativa se presenta una metodología basada en la acción y la globalización como elementos básicos del aprendizaje, a través de estrategias lúdicas basadas en la motivación y los intereses de los niños. Las letras que plantean las canciones motrices permiten al niño conectar su aprendizaje con su experiencia cotidiana.
Para los niños, el canto es una necesidad y constituye un acto espontáneo que desarrolla la capacidad de expresión artística y afectiva, contribuyendo al desarrollo global de su personalidad en sus tres dimensiones: física, intelectual y afectiva. En cuanto a la melodía, son sencillas, pegadizas y de fácil memorización. El timbre, es la cualidad del sonido emitido por una voz o un instrumento, que a su vez permite diferenciarlo de otras voces o instrumentos. En las canciones motrices se debe presentar una grabación instrumental de gran variedad tímbrica para que éstas resulten atractivas a los niños.
 La metodología de las canciones motrices debe establecer una secuencia para la enseñanza del texto, de las habilidades motrices propuestas, ritmo y melodía para facilitar la tarea final: la entonación de la canción. El procedimiento de la enseñanza de las canciones motrices debe cumplir estas fases:
Establecer un diálogo con los niños en torno al tema central.
Iniciar el trabajo sobre las distintas habilidades motrices: esquema corporal, respiración, relajación, especialidad, temporalidad…
Comentarles a los niños el contenido de la canción.
Le enseñamos la melodía de la canción cantándola con el texto
Realizamos actividades encaminadas al desarrollo de la memoria auditiva.
Se puede cantar realizando el mayor número de matices expresivos.
Para trabajar el ritmo se puede proponer palmear las silabas del texto mientras se canta la canción.
Por último, el planteamiento de las propuestas metodológicas no tiene por qué seguir una secuenciación lineal, ya que se pueden realizar aquellas que metodológicamente se crean más convenientes.
Las actividades de expresión corporal requieren un desarrollo armónico del movimiento en el que deberá manifestarse el ritmo interno de la persona. El objetivo principal es fomentar el gesto como forma de expresión, sin que ello signifique negar la expresividad del niño en otras formas de actividad física.
El niño puede expresar a través del movimiento corporal: subjetividad, ideas, emociones y sentimientos. Subjetividad porque se debe permitir al niño la espontaneidad de los movimientos, evitando la utilización de gestos convencionales y aprendidos. Se proponen actividades en las que deban comunicar emociones, sentimientos, identificándose afectivamente con la situación. Ideas: el niño a través de su cuerpo podrá comunicar un pensamiento o un significado, se estimula su lenguaje gestual proponiéndole que represente una idea a través de su cuerpo.
Con la expresión corporal lo que se consigue es un pleno conocimiento de su propio cuerpo y de las posibilidades gestuales de cada una de sus partes.
2.     Aplicaciones didácticas
Para expresar sentimientos, emociones e ideas en niños, debemos posibilitar que sean capaces de conocer su cuerpo, independizar segmentos corporales cuyo movimiento sea significativo, y cargar de tensión una determinada zona corporal. Debemos pues, proponer nuestras actividades de forma que la expresión corporal, el conocimiento y la conciencia corporal avancen paralelamente.
En el inicio de nuestras actividades los niños deben estar tranquilos.
Intentaremos respetar al máximo la espontaneidad en los momentos del niño.
Deberemos entender también, que respetar la espontaneidad y los movimientos del niño, no significa que éste deba moverse libremente según su inspiración.
El movimiento natural del niño será un punto de partida en el trabajo del ritmo musical.
El trabajo del ritmo está dividido en tres aspectos:
     -Ritmo motriz: trabajar el ritmo corporal
-    -Ritmo musical: pulsación
     -Ritmo musical: figuras: musicales.
Estos tres aspectos se trabajan prácticamente a la vez, pero en la etapa Infantil los más importantes serian la concienciación e interiorización de la propia pulsación y la capacidad de sincronizarla a estímulos diversos y a velocidades distintas.
Es preferible que se pueda acompañar estos movimientos haciendo ritmo y melodía y de esta forma, podremos obtener distintas velocidades, así como matices y otras variantes.

A continuación dejo un ejemplo que he podido encontrar en internet sobre un aula de infantil del nivel 0-3 donde se trabaja el ritmo y además como recurso se utilizan instrumentos musicales.

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